Periodo 1982-1989
Por el Dr. Salvador Jalife García Presidente Fundador
Antes de comentar cómo nació la Federación, me parece prudente hacer una descripción general de lo que estaba pasando en nuestro país en algunos aspectos relacionados con la Medicina del Trabajo, con los Riesgos del Trabajo y en general con la Salud en el Trabajo.
Espero poder dar una imagen lo más clara posible del ambiente que se estaba viviendo entonces y que, de alguna forma, explica las razones por las cuales hubo un movimiento muy importante de muchos médicos de buscar, por un lado, incorporarse a estudiar y practicar su profesión en esta disciplina y, por otro, tratar de agruparse en sociedades médicas que les permitieran una mejor organización y con ello acceder de mejor forma a los cursos que entonces existían y tratar de conseguir dignamente un empleo en las empresas.
Deseo hacer la aclaración que muchas de las cifras que voy a mencionar son acordes a lo que recuerdo; no están basadas en datos duros de algún reporte o libro, pero creo que están muy cerca de lo que en realidad fueron. Me atrevo a referirlos así, solo porque este escrito es con el objetivo de dar una idea de cómo y por qué se fundó la Federación, por lo que las cifras aproximadas nos dan una idea panorámica de que estaba pasando.
Situación de Riesgos del Trabajo en México
Para 1983-84, el número de empresas que estaban registradas ante el IMSS andaba cercano a los 600,000 y el número de asegurados era aproximadamente de cuatro millones de trabajadores. Los riesgos de trabajo registrados eran cercanos a los 590,000 de los cuales más del 90 % eran Accidentes de Trabajo, un 8 a 9 % en Trayecto y escasamente el 0.02 al 0.05 % eran Enfermedades del Trabajo. En suma, los Riesgos del Trabajo se presentaban en poco más del 12 % de los trabajadores asegurados. Estas cifras comparadas a nivel internacional eran casi un escándalo. Además, se empezó a comprender que el costo para el País era muy superior a lo que el IMSS reportaba por concepto de pagos de Incapacidades Temporales, Incapacidades Permanentes, pensiones por viudez, o bien por concepto de pagos por la atención médica que se otorgaba o por los costos de órtesis, prótesis y rehabilitación. Algunos estudiosos de los Riesgos del Trabajo de aquel tiempo hacían la comparación con un iceberg, de que el costo real era desde 6 hasta 26 veces más de lo que se pensaba o reportaba.
En general, se aceptaba que había un registro deficiente de los Riesgos de Trabajo, particularmente en lo referente a Enfermedades del Trabajo, las cuales, conociendo las condiciones de higiene industrial prevaleciente en las empresas, no era lógico ni congruente el que sólo se presentaran escasos y esporádicos casos de Enfermedades consideradas como Profesionales.
El Instituto Mexicano del Seguro Social
El IMSS es y ha sido la institución mexicana que más se ha preocupado por atender el problema de los Riesgos de Trabajo.
Su interés, además de ser una obligación jurídica, es porque es la institución que da cobertura al seguro de Riesgos de Trabajo, por lo que está obligada a atender médicamente a quien resulte lesionado o enfermo y darle las prestaciones económicas que marca la ley. Esto es, le cuesta.
Para atender dicho problema, en 1980 el IMSS trató de establecer un convenio con las empresas privadas, para que le permitieran entrar con sus asesores (ingenieros, psicólogos, médicos, enfermeras) para tratar de enfrenar la tendencia al alza de los indicadores de Riesgos de Trabajo. Se firmaron varios convenios con diversas empresas (las más representativas de algunos sectores) y se iniciaron los trabajos. Desafortunadamente, en forma simultánea el IMSS estaba analizando el Reglamento de Clasificación y Determinación del Grado de Riesgo de las Empresas, lo que le llevó a modificarlo y a hacer cargos más altos por la prima del seguro de Riesgos de Trabajo. El sector empresarial percibió que los estudios que se estaban haciendo en las empresas habían influido para que se les cobrara más, por lo que cerraron sus puertas al personal del IMSS al sentirse engañados, con lo que un primer intento de programa preventivo de alcances serios se fue al traste.
Esto hizo que al interior del Instituto hubiera cambios muy importantes de enfoque: se creó un ambiente negativo hacia la Jefatura de Medicina del Trabajo. Se empezó a cuestionar por qué en una jefatura médica había ingenieros, sociólogos, técnicos, etc.
Casi al mismo tiempo que esto sucedía, ingresó a la Subdirección Jurídica del IMSS un abogado prominente, que venía de ser el presidente de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje. Su enfoque era que debía separarse la Medicina de la Seguridad en el Trabajo (acorde a lo que había en la STPS) y que ésta debía estar bajo la tutela de la Subdirección Jurídica, para evitar un malentendido con las empresas y que no se fuera a actuar al margen de la Ley.
Fue así como se generó la Jefatura de Servicios de Seguridad en el Trabajo, dependiente de la Subdirección Jurídica en el IMSS. Por consecuencia la Jefatura de Medicina del Trabajo y sus dependencias en las Delegaciones del país, se vieron disminuidas y relegadas a realizar la calificación de profesionalidad de los riesgos de trabajo. Esto es, un trabajo casi administrativo. Sin embargo, el incremento en los accidentes y por ende la demanda en su calificación, generó la apertura de nuevos servicios de Medicina del Trabajo en diferentes partes del país, por lo que se organizaron cursos de dos meses para que los médicos se incorporaran a los servicios en las distintas delegaciones estatales y del DF. El enfoque de éstos estaba dirigido fundamentalmente a los aspectos de las Leyes del Trabajo y del Seguro Social y a la Codificación Internacional utilizada para el registro y procesamiento de los Riesgos del Trabajo en el IMSS.
Es obvio mencionar que esto trajo una deformación en la percepción de la disciplina ante los demás médicos y aún entre los que habían decidido tomar como especialidad la Medicina del Trabajo, curso reconocido por la UNAM y que duraba por lo menos dos años (tres, si se cuenta la Residencia Rotatoria que aún estaba vigente entonces).
A nivel institucional se cuestionó la necesidad y/o conveniencia de seguir con dicho curso de especialidad, toda vez que para efectos del IMSS con dos meses eran suficientes para contar con personal que respondiera a sus necesidades. La especialidad se suspendió por varios años.
El número de médicos que tenían la especialidad del IMSS en aquél entonces no rebasaba los 150 para todo el país. Más del 90 % de ellos laborábamos en el IMSS.
En 1982 desaparece la Jefatura de Medicina del Trabajo y se forma la Subjefatura de Salud Ocupacional, dependiente de la de Servicios Médicos, esto es como una dependencia de la jefatura que coordinaba toda la atención médica en el país.
En ese mismo año creamos, para evitar suspender la formación de recursos humanos en esta disciplina, el curso de 6 meses, dirigido a médicos que ya estaban laborando en el IMSS (capacitación continua, en coordinación con el sindicato), por lo que se les becaba con sueldo pagado y algo de viáticos. Este curso estaba dirigido a reforzar los conceptos de patología laboral y algunos otros aspectos técnicos y legales. Los profesores de este curso eran los mismos que impartían la especialidad, por lo que la calidad académica era la más alta con la que en ese momento se contaba. Solo se impartió una vez.
En 1983, la Jefatura de Medicina del Trabajo se vuelve a crear, volviendo a tener las funciones medicas de 1981. El enfoque sigue siendo eminentemente de atención de los riesgos de trabajo. La especialidad se reinstala alrededor de 1986.
Hacia el interior de los servicios de Medicina del Trabajo del IMSS, los médicos que laboraban en las empresas eran considerados “mercenarios” que escondían al Instituto los accidentes que sucedían al interior de sus empresas, para evitar que les incrementaran la prima de riesgo, con lo que “le ahorraban” al empresario “gastos enormes”, pero al IMSS le significaba dejar de percibir “ingresos sustanciales”. Nunca los vieron como personas que podían coadyuvar en la prevención. Tampoco se reflexionaba en los gastos que el IMSS dejaba de hacer al no recibir más accidentados.
Formación de Recursos Humanos – La Especialidad
Para 1983-84 las alternativas de capacitación o de formación de recursos humanos en Medicina del Trabajo o en Salud Ocupacional eran francamente escasas.
Se tenía la posibilidad de la Residencia en Medicina del Trabajo en el IMSS, la cual constaba de dos años formales de preparación (aunque suspendida temporalmente); algunos cursos al respecto en el Centro Interamericanos de Estudios de la Seguridad Social (CIESS) y algunos esfuerzos aislados en la UNAM, la que posteriormente conformó la creación de una Maestría en Ciencias, que duró poco tiempo.
En Toluca, se estaba tratando de diseñar un curso en Salud en el Trabajo, fomentado por ECO-OPS.
En Chihuahua se creó un curso de posgrado en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Chihuahua.
A grandes rasgos, podría decir que para 1983 realmente no había cursos debidamente establecidos para la formación de recursos humanos en esta disciplina, lo que implicaba un serio peligro para el desarrollo de esta especialidad.
La Secretaría de Salubridad y Asistencia – La Secretaría de Salud
En 1984 se publicó la Ley General de Salud, entrando en vigor a partir del 1 de julio de 1984. Su publicación fue trascendente, pues tenía en el fondo cambios sustanciales a la forma de enfrentar los problemas de salud en nuestro país. La primera consecuencia fue el cambio de nombre de la Secretaría, de Secretaria de Salubridad y Asistencia a Secretaria de Salud, pero también cambió el ámbito de su competencia.
En materia de Salud Ocupacional y de Salud Ambiental, hay cambios importantes, puesto que por primera vez se le asignan atribuciones específicas a esta dependencia. Ello conlleva a la creación de la Dirección de Salud Ocupacional y Ambiental dentro de su estructura orgánica.
Otro cambio importante fue la introducción del concepto de Normas de Vigilancia Epidemiológica, cuya obligación se le imponía a las empresas y a los médicos que laboraran en ellas. Esto era una verdadera innovación, puesto que lo que sucediera en las empresas tradicionalmente era materia de la STPS o del IMSS. Por otro lado, la SSA no tenía recursos reales para atender dicha legislación y normativa, por lo que estas acarrearon confusión, amén de algunas disputas por el ámbito de competencia entre las dependencias involucradas.
La Secretaría del Trabajo y Previsión Social
La dependencia normativa en materia de Medicina y Seguridad en el Trabajo es la STPS. De acuerdo a la Ley Federal del Trabajo y sus múltiples reglamentos es esta dependencia la que debe normar e inspeccionar el cumplimiento de las regulaciones en esta materia.
Para tal efecto la STPS tiene a la Dirección General de Medicina y Seguridad en el Trabajo. En ella existía (1982-86) una dirección Normativa y de dictámenes médicos, así como otra supuestamente dedicada a la prevención que era la de Comisiones Mixtas de Seguridad e Higiene.
La realidad de esta dependencia era muy triste. El área normativa virtualmente se dedicaba a los dictámenes médicos (antes de 1982) que solicitaba la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje y la de las Comisiones Mixtas estaba dedicada al registro de éstas. Había un curso de capacitación para dichas comisiones de escasas 4 horas y la demanda de éste era raquítica. El seguimiento y control de las comisiones mixtas virtualmente no existía.
La inspección de las condiciones de seguridad e higiene en las empresas dependía de la Dirección General de Inspección y por supuesto los recursos que esa tenía eran mínimos: aproximadamente 40 inspectores para toda la República. En resumen, los aspectos preventivos a nivel de empresas eran casi inexistentes. Lo que había era porque las propias empresas tenían sus servicios de Seguridad e Higiene, y/o Servicios Médicos, generalmente en grandes empresas y/o trasnacionales.
Una de las tareas de la Dirección de Medicina y Seguridad era la de registrar a los médicos que laboraban en las empresas, a quienes una vez registrados se les daba un número y su credencial. En 1982 había registrados aproximadamente 350 médicos en todo el país. Los únicos requisitos para convertirse en médico de empresa, reconocido por la STPS eran: ser mexicano, tener título de médico cirujano y cédula profesional.
Por parte de la STPS no había contacto alguno con los médicos de empresa y se limitaba a registrar los libros médicos y recibir periódicamente informes a los que no se les daba uso alguno. Esto es, era un trabajo totalmente inútil y burocrático.
El Primer Curso para los Médicos Supervisores de los Servicios de Medicina del Trabajo en las Empresas
A mi llegada a la Dirección Técnica Normativa de la Dirección General de Medicina y Seguridad en el Trabajo me encontré con la agradable sorpresa de que como asesores del Director General estaban profesionales altamente reconocidos en el ámbito de la medicina y la seguridad en el trabajo: el Dr. Alberto Aguilar Salinas, especialista en Medicina del Trabajo, el Dr. Joel Velázquez González, el audiólogo laboral más reconocido en ese momento, el Ing. Raúl Escobar Márquez, higienista de renombre y maestro de muchos ingenieros en la disciplina, el Ing. Alberto Vela Treviño, ingeniero químico que laboraba en una empresa
trasnacional y el Dr. Carlos Noble Hoyo, Neumólogo de gran trayectoria en el mundo médico y fundador del Centro de Rehabilitación de Metepec, en el Estado de México; ellos en ése momento estaban siendo relegados a cumplir con su asistencia, en espera del casi inminente cese.
Con ellos decidimos rehacer el ejercicio del curso que habíamos instalado en el IMSS, pero ahora en la Secretaría. El temario se elaboró pensando más en los retos a los que se enfrentaba el médico que estaba laborando en las empresas, que para aquellos que enfrentaban los médicos del IMSS.
El diseño del curso fue muy bien recibido por las autoridades laborales. Se hizo la primera convocatoria y los lugares fueron rápidamente llenados por médicos que en su mayoría ya laboraban en empresas.
El objetivo del curso era el que hubiera mayor relación entre los médicos de empresa y la STPS, pero sobre todo que, si los médicos ya estaban trabajando en esa área, lo hicieran más capacitados.
Entre quienes diseñamos el curso tuvimos que cambiar un paradigma fundamental: el pensar que el médico de empresa era un mercenario, al estar convencidos de que los médicos de empresa podían significar el mejor apoyo en la prevención de los riesgos del trabajo, mucho más que aquéllos que laboran en el IMSS. Esto se lo tuvimos que vender a distintos niveles de la jerarquía dentro de la Secretaría, toda vez que muchos de los funcionarios que laboraban en ese momento en la STPS, procedían del IMSS.
Con esa idea de arranque, nos dimos cuenta de que México contaba con un ejército en potencia para atacar más seriamente el problema de los riesgos del trabajo. Pero nos dábamos cuenta de que muchos de esos médicos realmente no sabían los conceptos fundamentales de nuestra disciplina y que se les había satanizado, menospreciado y hasta denigrado a quien, generalmente por necesidad, había tenido que recurrir a emplearse en una empresa.
Las conclusiones de estos análisis fueron las que guiaron en lo sucesivo la labor del área normativa y médica de la Dirección General. Este cambio de paradigma, puedo afirmar, fue la semilla para la integración más delante de la FeNASSTAC.
El curso de capacitación de seis meses que se dio en la STPS afortunadamente se repitió en más de ocasiones, lo que dio oportunidad a cientos de médicos de aprender los conceptos básicos de la Medicina del Trabajo, de Seguridad e Higiene, así como de la Legislación conducente. Egresados de estos cursos, el día de hoy encabezan orgullosamente los servicios médicos de un gran número de importantes empresas o bien son empresarios que han organizado grupos de consultores para ayudar a las empresas en estas materias.
El Primer Encuentro Nacional de Médicos Supervisores de los Servicios Preventivos de Medicina del Trabajo en las Empresas
Después de estar trabajando con los médicos de empresa, percibimos que era momento de generar un foro donde los profesionistas de esta disciplina pudieran reunirse y darse cuenta de que ser médico de empresa no era, por ningún motivo, vergonzante y de que había muchos otros iguales que ellos que estaban enfrentándose a retos similares, pero muy distintos a los que un médico “convencional” se enfrentaba. De allí surgió la idea del Primer Encuentro, como un instrumento de promoción de la Medicina del Trabajo y del intercambio de conocimiento entre los médicos de empresa, a la vez que un foro de capacitación muy genérica.
El evento se planeó para 150 médicos, en las instalaciones de la Secretaría del Trabajo en el Ajusco, donde “nos hicieron el favor de prestarnos” un auditorio en el sótano del edificio. Para los funcionarios de la STPS era un evento “raro” de médicos, pero como nuestro Director General era muy bien visto por el Secretario, se le autorizó. Entonces se llevó a cabo el Primer Encuentro Nacional de Médicos Encargados de los Servicios Preventivos de Medicina del Trabajo en las Empresas, del 10 al 13 de junio de 1985. El término de “médicos encargados” se utilizó únicamente en este Primer Encuentro. A partir del segundo, ya se utilizó el término de “Médicos Supervisores”.
La asistencia nos rebasó de manera totalmente inesperada. En lugar de 150 personas que habíamos programado, hubo 350 inscritas por lo que el auditorio fue insuficiente y tuvimos serios problemas de logística. Pero al final de cuentas salimos airosos de dicho evento.
El poder de convocatoria de la STPS y la avidez de este foro, de los conocimientos y de poder reunirse e identificarse como médicos del trabajo en empresas, hizo que hacia el interior de la Secretaría cambiaran muchas actitudes. Pero esto también generó grandes inquietudes en las otras dependencias relacionadas (SSA e IMSS).
Desde este Primer Encuentro ya se empezó a hablar de la formación de Sociedades Médicas en distintas partes de la República, como instrumentos de organización para la promoción de eventos académicos similares, pero a nivel local o regional.
Sociedades Activas en esa época
En 1982 existían en México pocas sociedades de Medicina del Trabajo. Las más importantes que recuerdo eran: